-Hola abuelo, buenos días.
-¡Hola, nena!
Antes no me pasaba, pero desde que se murió mi abuelo hace dos años, se me revuelven las tripas cada vez que tengo que llamarte a ti así. No te odio ni nada de eso, ni me has puteado a mí concretamente. Lo cierto es que no has hecho nunca nada. Una vez me dijiste que me querías (él nunca lo hizo directamente). Venías como una cuba, y es una de las cuatro o cinco conversaciones que he tenido contigo en mi vida. Yo tenía trece años.
No es rabia ni es odio. Nunca te he odiado. Pero no sabes hasta dónde me duele llamarte abuelo. Porque yo ya no tengo abuelo y nadie más merece que le dé ese nombre. Y me humilla y me pesa que ya seas sólo tú el que me conteste a esa palabra. No te mereces haberte quedado con su nombre.
Estoooo... ejem, ¡Feliz Navidad a todos! :D