La semana pasada me pegó un bocado un minino al que estábamos rescatando, y que me tiene en reposo por infección de la mano. Se había escapado de casa unos días antes, y se asustó mucho en el momento de meterle en el transportín. Pero no vengo a contar la historia del gato, que es larga, y lo de escribir a lo indio con la mano izquierda es un coñazo, sino a compartir una breve reflexión.
Yo no me dedico a esto de forma profesional, sino que puede decirse que lo de rescatar gatos (mi entorno más próximo prefiere el término "secuestrar") es un hobby. Y, como he descubierto, uno de los peores aceptados por la sociedad. No exagero. Creo que si cuando me preguntan por mis heridas dijera que son resultado de una sesión sado-maso que se me fue de las manos, coleccionaría menos caras de extrañeza.
No pretendo que nadie más que el resto de pirados con los que comparto estas "distracciones" me comprenda, pero no dejan de asombrarme las preguntas y planteamientos que me hace la gente. Imaginad que, en lugar de haberme hincado el diente un bicho, hubiera tenido que hacer reposo, por ejemplo, por haberme luxado o roto el tobillo bailando en una boda. Basándome en las cosas que he oído, me habrían dicho algunas de este estilo:
- Estás loca. Espero que hayas aprendido la lección. No se te ocurrirá volver a llevar zapatos de tacón, ¿no?
- ¿En una boda! Pero, ¿era tu boda? ¿No? Y entonces, ¿qué hacías yendo a una boda??
- ¿Y dices que normalmente te hacen daño los tacones, y vas, y te los pones? ¡Y encima tienes un par en casa! ¡Deberías sacrificarlos!
- No se te ocurrirá volver a ir a una boda, ¿no?
- Pues no me parece normal que falte al trabajo porque se haya hecho un esguince en una boda...
Me queda el consuelo de ser joven, porque creo que cuando estas cosas me pasen con 70 años iré de cabeza a una residencia. Eso sí, sospecho que a la próxima me espera una "intervention".
Escrito por RedLabel a las 14 de Abril 2014 a las 12:32 AM