Cada vez que descubrimos un sentimiento, o que lo redescubrimos ampliándose, expandiéndose, llegando más lejos, establecemos en él el máximo. Y cuando pasa el tiempo, resulta que el sentimiento sigue ganando terreno, y nos vemos obligados a mover el límite más lejos, más hondo. El amor arrollador es suplido por otro aún más devastador. El dolor absoluto no existe, siempre se ve superado por una nueva tortura.
Pero nuestro optimismo siempre nos dicta que no hay nada más allá, que no se puede llegar a más.
A no ser que rebasemos el optimismo dejándolo atrás y solo.
Otro pensamiento alegre de tarde de domingo :)
Escrito por RedLabel a las 6 de Noviembre 2005 a las 04:16 PM