Señoras, señores y gentuza variada:
Se hace sabeeeer que, por cuarto año consecutivo, estoy pringada de nuevo en la obra de teatro de Histrión. Claro, que, para quien no me conozca, mi pringamiento de años anteriores le pilla de sorpresa. Para resumir, diré que una gran amiga (cuyo blog linkaría aquí de no tenerlo cerrado desde años ha) me presentó a esta panda y me invitó a participar en la obra de aquel año y que, desde entonces, estoy enganchada a ese grupo. Nunca antes me había sentido tan a gusto con tanta gente, ni me había reído tantísimo. Ni había tenido tanta ilusión por algo, pero ese es otro tema.
La cosa es que cada año, por estas fechas, se empieza a poner en marcha la obra, que se representa en abril. Todos nos olvidamos de que llevábamos una vida medianamente normal y nos volcamos de lleno en la obra. Resulta curioso que, a pesar de tanta dedicación, nos encontremos siempre la semana antes del estreno (o los días previos) con situaciones rocambolescas del tipo: hay escenas de las que no se ha hecho ni una primera lectura, no se ha habido ensayos generales y, además, no ha manera de que coincidan todos los actores para hacerlo, la actriz principal se ha hecho un esguince, o alguno ha estado a punto de electrocutarse con los mandos de luces, dejándo en tiniebls a todo el edificio (ésta última, con cierta frecuencia). Pero de alguna manera, y aunque los ensayos generales (si es que ha dado tiempo a hacer más de uno, claro)sean un caos, la obra acaba saliendo bien, y nosotros disfrutando como enanos.
Por supuesto, nuestros medios son bastante precarios. Yo sé cuándo se acerca la época de montar la obra porque algo se activa en mi cerebro que me hace curiosear por todos los contenedores de escombros que encuentro, buscando cosas que puedan servirnos. Me tranquiliza un poco saber que el resto también tiene tendencia a hacerlo, pero, aún así, no puedo evitar cierta inquietud al pensar que quizá acabo siendo una de esas viejecitas que rebuscan en la basura por deporte.
La verdad es que yo no debería estar metida en este "fregao" este año. No tengo tiempo, tengo un curro que no puedo saltarme tan alegremente como lo hacía con las clases. El año pasado, de hecho, ya fue una locura participar; entre el trabajo de fin de carrera, la beca y las tropecientas asignaturas que me quedaban para acabar, estaba más que ocupada. Pero la ilusión se vende muy cara como para no resistirse a conservarla. Eso es lo que me pasa con Histrión: es un mundo casi paralelo en el que me siento útil y válida. Y, por eso, me dejo la vida en ello.
Total, este año repetiré hasta caer exhausta. Toca Drácula: diecisiete cambios de escena, para volverse loco. Algo que he olvidado decir es que yo no actuo, me dedico a organizar los bastidores, cambios de escena y a picotear un poco de un lado a otro. De momento, hoy ha sido el primer ensayo "oficial". Y aunque los ánimos de la mayoría no estaban muy allá, ha vuelto a ser memorable.
Echaba de menos reírme con ellos...
Escrito por RedLabel a las 4 de Marzo 2007 a las 11:39 PMHablas de Ilusión, esa gran desconocida para tantos, pero también del tiempo que, inexorablemente, te separa de esa ilusión. Por eso, se me ha ocurrido regalarte el tiempo, porque quizás este año te sirva, ya que es un segundo más largo, justo el instante que necesitábamos para cambiar la vida, para mejorar el mundo. Ese momento que siempre nos faltó y que ahora nos espera palpitando, confiado en nuestro valor, en nuestra pericia. Ánimo.
Escrito por Vltava a las 6 de Marzo 2007 a las 01:24 PM