No se puede negar que soy una persona con buenas intenciones. Hace tan sólo dos minutos, he decidido levantarme de la cama, comer como una persona normal, recoger esta pocilga y salir esta tarde, acompañada en vez de sola, y a tomar un café en vez de, bueno, en vez de no ser una persona con buenas intenciones.
Quizá escribir esto significa que no tengo tan buenas intenciones, o que soy desconsiderada. No son más que cuatro palabras condensando lo peor que tengo. El resto del tiempo lo paso apaciblemente, comiendo sin problema, moviéndome sin miedo y riéndome viendo Me llamo Earl, o cualquier cosa por el estilo.
No escribo más que para intentar amordazar un estallido de miedo. No es nada que me represente. No es más que una mínima parte de lo que pienso. Pero el resto de los pensamientos no puedo dejarlos caer así. La mayor parte de ellos son un susurro destinado a recordar, tranquilizar y seguir queriendo. Y no duelen, o no molestan.
Lo único que incordia son estos accesos.
Escrito por RedLabel a las 4 de Noviembre 2007 a las 04:23 PM