["Desclasificado" en 2019]
Por un momento he vuelto a sentirme como en la universidad. Tengo abierto el word con un texto que debo rehacer para mañana, y no soy capaz de escribir media palabra. No me apetece nada, nada, nada. Y en vez de hacerlo, que además, es una cosa bastante simple, estoy aquí quejándome de mi suerte.
El caso es que no sé qué hago escribiendo tal texto. No porque sea fin de semana, que me da más bien igual. Pero lo encuentro absurdo, teniendo en cuenta que ni siquiera debería seguir en mi trabajo a estas alturas. Tenía que haber emprendido ya mi vida bohemia, y sin embargo, ahí sigo metida como una hormiguita depresiva cualquiera. Pero como siga en este plan indolente, me van a terminar comiendo, y con razón.
Lo malo es que no se trata de este texto. Ni de este trabajo.
["Desclasificado" en 2019]
- Claramente, se trata de una alergia a los gatos. ¿Convive usted con alguno?
- Sí, tengo uno.
- Pues tendrá que deshacerse de él.
- No, no puedo.
- ¿Cómo que...? ¡Alguien habrá a quien se lo pueda regalar!
- No, no es eso; es que no puedo.
- Pero, ¿por qué?
- Porque es mi gato. No voy a deshacerme de él. Le quiero, y eso.
- ¡Pero es una cuestión de salud!
- La salud es efímera.
-...¿y los gatos no?
- No tanto. Dentro de quince años yo estaré hecho una mierda, y mi gato probablemente siga tan campante.
- Dentro de quince años usted habrá muerto por un ataque de asma.
- No sea tan negativo, hombre. ¡Si ni siquiera le dejo aparearse conmigo!
- ¿Es que...? Esto, ¿qué relación mantiene usted con su gato?
- Parece usted imbécil, doctor, con todos mis respetos. Obviamente, no mantengo ninguna relación con mi gato más allá del vínculo afectivo inter-especies. Pero el animalito tiene sus instintos, y cuando le traje a casa se pasaba las horas muertas tirándole los trastos a mi brazo izquierdo. Afortunadamente, hace tiempo que lo dejó por un cojín de petit-point, con quien parece vivir una relación bastante estable.
- Curioso... ¿No le preocupa su posible descendencia? Difícilmente sobreviviría.
- Imposible. Él está castrado.
- Una pena.
- No se crea, uno se acaba acostumbrando.
- Pero, ¿usted también...?
- No, no: mi mujer.
- Mire, me está volviendo loco. Me la trae al pairo su gato y su descendencia de cojingatos informes. Le voy a recetar antihistamínicos para el resto de su vida, y me va a firmar este documento eximiéndome de toda responsabilidad sobre su futura muerte por alergia o por ingesta masiva de medicamentos. Y si tiene alguna duda, llama usted al número de esta tarjeta.
- Pero doctor, ¡si no es el suyo!
- Por eso... por eso...
["Desclasificado" en 2019]
Todas las noches me voy contigo a la cama
igual que alguien se va a la cama conmigo.
Todas las noches te invento a mi lado
aunque sé que nos hace daño
(sí, sí, a ti también, aunque no sepas nada;
no puedo quererte aquí, en el mundo este que resulta ser el de verdad,
sin aceptar tus condiciones:
cada vez que me duermo contigo
estoy dejándote sola.)
A veces vivo. Otras, me dejo perderme, y me cuesta meses encontrarme.
Es increíble cómo formamos universos. Y cómo los destruyo sin siquiera pensarlo.