20 de Abril 2005

Doidalsas

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Me he topado de bruces con esta foto en el Boletín del Museo del Prado, y me ha encantado. Es la Afrodita de Doidalsas, copia romana de escultura griega, y parece ser que está en el Prado, pero yo no recuerdo haberla visto en la vida, ni tengo ni puñetera idea de quien era Diodalsas. He intentado buscar algo más sobre ella, pero ha vuelto a pasarme lo mismo que con las actrices que me gustan: sólo me gusta esta foto. En las otras, que deben ser otras copias, o quizá la griega, no tiene trozos rotos, ni me gusta el trozo de cara que le queda. Y tendré que averiguar si está expuesta en el Prado o está en los fondos del museo, pero por lo poco que he leido le dieron una manita de pintura y se la cargaron un poco...

El artículo del boletín, en realidad, no es sobre esta escultura, sino sobre un donante mexicano, Marius de Zayas, que regaló estas obras al museo de forma un poco misteriosa, y por lo visto apenas se sabía nada de aquella donación hasta que ha salido esta publicación. Esto fue en 1944, hay también fotos de la exposición que se hizo entonces, pero estoy vaga para ponerlas...

La verdad es que no venía a hablar de este señor, ni siquiera he podido terminar aún de leer el artículo. Venía a hablar de la fotografía. Aunque, la verdad, tengo pocas palabras. Sólo sé que es una de esas imágenes que me fascinan. No tienen que ser de una determinada forma, quizá ni siquiera tienen algo en común, simplemente parece que tocan algo en mí que me hace vibrar de pronto, estar espectante, viva una vez más por algo tan básico como contemplar algo bello. No me pasa con todas las cosas que me gustan, y hay veces que ni siquiera recuerdo aquellas que me han hecho sentirme así, es algo fugaz, una especie de flechazo a primera vista. Me pasó también con la Venus del espejo de Velázquez, podría pasarme horas mirando ese cuadro. O la Piedad de Miguel Ángel. O la Noche estrellada de Van Gogh, o la famosa chica afganistana que fue portada de la National Geographic. Y no sólo me pasa con las fotografías o la pintura, sino con todo, libros, objetos, incluso me dijeron una vez que me pasaba con las personas. Y sí, probablemente tenía razón, pero hace mucho que no me ocurre con nadie ni con nada, quizá porque me he empeñado en desilusionarme. Por eso quería poner a esta Afrodita, para una vez que pasa habrá que celebrarlo...


Sé que ya no escribo cosas como las que escribía antes. Falta de tiempo, falta de alcohol, falta de ganas.

Escrito por RedLabel a las 11:59 PM | Comentarios (5)

18 de Abril 2005

Fragile

Quizá doy demasiadas vueltas a las cosas, o soy demasiado impresionable, pero la verdad es que no he dejado de pensarlo en todo el día. Una de esas cosas en las que a lo mejor no piensas concretamente, pero de pronto te encuentras pensándola una y otra vez. Sin desesperación, sin objetivo. Sólo como si se hubiera quedado impreso en el fondo de todas las imágenes.

Ayer pasábamos por enfrente del Retiro con el coche, cerca de Atocha, en el momento preciso en que un taxi atropellaba a un gato y se piraba dejándole vivo después de haberle partido la columna.

Aparte de lo desagradable del tema en si y de lo que haya podido impresionarme (el atropello, la espera hasta que llegaron las veterinarias del ayuntamiento, que se me hizo eterna, la fiereza del animal al defenderse de nosotras), me ha dado mucho que pensar. Me pasa a la mínima, siempre salta mi "visión optimista" de la vida. Y me siento incapaz de comprender que la muerte del gato se ha decidido en una fracción de segundo. Y que eso es todo. Que no hay más para el pobre bicho, igual que quizá no haya nunca nada más para mí. Y se me hace inútil guardar momentos que considero tesoros en mi cabeza, que un día dejaré de recordar.

Quizá es una gilipollez. Quizá es que soy tremendista. Quizá sólo un poco depresiva, yo qué sé.

Creo que quería contar muchas más cosas. Como que considero que quien es capaz de torturar a un animal, o dejarle sufrir, sería capaz de hacerlo con una persona en unas determinadas circunstancias. Pero se me ha ido el cachito de inspiración que tenía.

Supongo que sólo necesitaba contarlo, espero no amargar excesivamente a nadie.

Escrito por RedLabel a las 7:51 PM | Comentarios (2)

3 de Abril 2005

Los rollos de Abril

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Yo sólo sé decir que no entiendo nada. Cada vez menos. Se supone que tendría que ser al contrario. Que poco a poco iría encontrándole sentido a la vida, a las personas, incluso a la muerte. Pero lo cierto es que cuando era una niña estúpida de trece años, que creía estar cerca de todas las respuestas, estaba mucho menos perdida que ahora. Y ahora me siento fracasada y simple. Reacciono ante ataques fantasmales encerrándome bajo llave incluso para mí misma, cerrando mi campo de visión con un fundido en negro. Y me vuelvo imbécil y mojigata, y me odio y me repudio por ello. Por todo lo que soy y me he dejado ser, por no encontrar las cosas que me gustaban de mí hasta el punto de preguntarme si algún día existieron realmente. Y por primera vez en mucho tiempo tengo esos ratos en los que me siento sola, y vuelvo a coleccionar pensamientos y opiniones que están condenados a ser escuchados sólo por mí. Supongo que me he decepcionado también a mí misma. Y no puedo quitarme de la cabeza que la culpa es del viento...

Así que se presenta otro Abril que no sabré disfrutar, aunque por lo menos hasta ahora ha llovido... Me encanta que llueva en este mes, siempre me ha gustado este mes, principalmente porque el Retiro se pone precioso, y hasta la plaza Mayor parece que tiene otras luces. Supongo que, como me gusta, está destinado a ser mi mes triste. Lo poquito que llevamos (que a lo tonto son cuatro días, y yo estaba convencida de que sólo llevábamos uno o dos) ha sido bastante surrealista. Una de esas veces que parece que se para el tiempo. Esta vez esta bolsa de tiempo se debe a la muerte del Papa. Me ha impactado bastante, pero probablemente no reaccione en la vida, teniendo en cuenta lo bien que llevo las cosas. Y aparte de darle más vueltas que de costumbre a mi miedo a la muerte y otros temas igualmente alegres y apasionantes, me he acordado mucho de cuando vi al Papa, y que lo que más me impresionó y más triste me puso fue sentir toda la fuerza que tenía, darme cuenta de que me sentía mucho más vieja y desilusionada que él...

Y como el post que estoy escribiendo me aburre hasta a mí misma, mejor me callo y voy a ver qué trinco por la cocina...

Escrito por RedLabel a las 11:57 PM | Comentarios (2)