27 de Febrero 2004

¿Y ahora, qué?

Bueno, pues aquí estoy, planteándome para qué abrí el blog si hace dos semanas que no escribo. No lo abrí para contar mi vida, pero he acabado haciéndolo. Porque tengo el defecto de no cumplir aquello que me propongo, ni aquello que prometo. Tomad nota.

Pienso en ello dos segundos y lo dejo. No sé por qué no escribo, y no sé si quiero saberlo. Tampoco sé lo que me pasa para estar como estoy, en realidad no tengo motivos. Y tampoco puedo darle vueltas, es como si todo me hubiese desbordado, y no soy capaz de pensar ni en lo más pequeño de mi vida. No soy capaz de escribir, de saber lo que se me pasa por la mente. Y eso me cansa. Y entonces es cuando siento de forma casi inconsciente que en realidad da igual.

Lo dicho, que no escribo, que ni siquiera estoy, que hoy he pasado todo el día sin hablar apenas y sin poder reaccionar, sin saber por qué coño estaba así, sin saber por qué no soy capaz de arreglarlo. Y mira que me jode estar agilipollada.

Y que tampoco pasa nada, que mañana estaré bien, y que algún día estas cosas serán sólo un mal recuerdo. Que es sólo un bajón momentáneo. Es simplemente una de las veces que tengo miedo.

Iba a poner alguna cosa que tuviera ya escrita, algo cortito, pero lo único que encuentro son las "poesías" (ejem...) y son demasiado malas. Así que ya os pondré algo cuando lo escriba, que me da que va a tardar...

Pse, ni siquiera sé muy bien lo que he escrito, ni siquiera sé si postearlo. Bueno, aquí se queda.

Escrito por RedLabel a las 12:20 AM | Comentarios (2)

15 de Febrero 2004

"Pedans pedantis"

Pues eso, que a riesgo de que descubráis lo pedante que puedo llegar a ser, voy a dejar aquí una poesía de Catulo. La traducción es un poco libre, pero es difícil que quede en español tan bien como en latín traduciendo al pie de la letra. Bueno, es que de hecho es imposible que quede en español tan bien como en latín, pero ya me entendéis.

Miser Catulle, desinas ineptire,
Et quod vides perisse perditum ducas.
Fulsere quondam candidi tibi soles,
Cum ventitabas quo puella ducebat
Amata nobis quantum amabitur nulla.
Ibi illa multa tum iocosa fiebant,
Quae tu volebas nec puella nolebat.
Fulsere vere candidi tibi soles.
Nunc iam illa non volt; tu quosque, inpotens, noli,
Nec quae fugit sectare, nec miser vive,
Sed obstinata mente perfer, obdura.
Vale, puella. Iam Catullus obdurat,
Nec te requiret nec rogabit invitam;
At tu dolebis, cum rogaberis nulla.
Scelesta, vae te; quae tibi manet vita!
Quis nunc te adibit? cui videberis bella?
Quem nunc amabis? cuius esse diceris?
Quem basiabis? cui labella mordebis?
At tu, Catulle, destinatus obdura.

Mísero Catulo, deja de hacer tonterías,
y lo que ves que ha perecido considéralo perdido.
Brillaron en otro tiempo para ti resplandecientes soles,
cuando solías ir a donde te conducía tu niña,
amada por nosotros como ninguna será amada.
Allí ocurrían entonces aquellas muchas cosas divertidas,
que tú querías y la niña no rechazaba.
Verdaderamente brillaron para ti resplandecientes soles.
Ahora ya ella no quiere; tu, impotente, no quieras tampoco,
no persigas a la que huye, ni vivas triste,
sino que aguanta con mente obstinada, resiste.
Adiós, niña. Ya Catulo resiste,
y no te requerirá ni te rogará sin que tú lo quieras;
pero tú lo lamentarás, cuando no seas rogada en nada.
Malvada, ay de ti: ¡qué clase de vida te queda!
¿Quién se te acercará ahora? ¿A quién le parecerás bella?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién se dirá que eres?
¿A quién besarás? ¿A quién morderás los labios?
Pero tú, Catulo, resiste impávido.

Bueno, comprendo que no os lo leáis. Venga, del uno al diez, votación: ¿me consideras pedante, muy pedante o trrrremendamente pedante?

Escrito por RedLabel a las 4:23 PM | Comentarios (10)

Espacio en blanco

Llevo algo más de una semana sin escribir absolutamente nada. No es (sólo) por dejadez, es simplemente que era incapaz. Las últimas tres semanas han sido eternas, arrastradas.

Creo que hay una explicación medianamente lógica para todo esto. Yo no termino de entenderla, pero sé que todo empezó un día en el que, oyendo una canción, me eché a llorar. Nunca lloro, o por lo menos no de forma contínua. Pueden saltárseme un par de lágrimas por lo que sea, pero no consigo seguir. Pero en aquel momento fue como si dejara de soportar el peso que he estado aguantando desde hace unos meses, como si los problemas, que había ido sobrellevando como Dios me daba a entender, apareciesen ante mí en toda su magnitud. Pretendiendo que los resuelva quizá. Yo, que sé que no tienen solución posible.

Qué extraño es escribir directamente en el ordenador. Escribir medio borracha, sin embargo, no se me hace tan raro. Ni siquiera pienso que este post merezca la pena. Y entonces me planteo qué hacer para que la merezca, y no se me ocurre nada. Y entonces pienso en para qué coño he abierto este blog, si no escribo cosas que merezcan la pena. Y me autodisculpo pensando que es que han sido unas semanas intensas, que yo no podía cargar con nada más, que lo he pasado mal... Pero es que la autodisculpa comienza a ser una excusa peligrosa.

Aquí dejo algo que escribí ayer: todo mentira. Me gustaría que se me ocurriese una historia en la que encajarlo alguna vez. Pero de momento es lo que hay. Lo posteo porque no tengo nada mejor ahora mismo, pero vamos, necesita una seria reforma. Todo fruto del alcohol y tal. I' ll keep writing.

De haber querido besar tu cuerpo lo habría hecho aquel día. Era una mañana de verano de esas en las que ni el calor ni la vida eran aún aplastantes, aquellas en la que la felicidad era real cada día y la dejábamos escaparse ente los dedos sin darnos cuenta.

Yo ni me molestaría en criticar, algún día lo arreglaré... Pero bueno.

Escrito por RedLabel a las 4:37 AM | Comentarios (3)

5 de Febrero 2004

"...de quien quiso regalar la luna sin preguntar..."

- Toma- dijo, poniendo su masa encefálica entre sus manos- Es entero para ti. En realidad es tuyo desde hace tiempo, y es justo que lo tengas, no sirve ya más que para pensar en ti, sólo reconoce tus olores, y sueña contigo todo el día hasta el cansancio. Puedes hacer con él lo que quieras, ya no hace nada por si mismo.

- Gracias...- contestó ella, bastante poco segura de estar realmente agradecida por tan repugnante regalo. Lo observó sin intentar disimular su asco, que no era porque aquél amasijo informe fuera viscoso, lo cual hubiera sido comprensible dentro de todo. No, lo que le daba asco era el acto de sumisión aquel, esa debilidad tan rotunda. Era la indolencia que provoca tener absoluta potestad sobre alguien a quien no se ama.

Se quedó mirándolo durante un tiempo indefinido, estudiando los repliegues interminables de aquella especie de blandiblú, sin pensar ni reaccionar, para determinar finalmente que le recordaba a un repollo. Un repollo-alien. Volvió súbitamente a la realidad para mirar a quien le había hecho tan singular regalo. No miró con desdén, ni con cariño, tampoco con excesiva atención. Fue más bien como si le hubiese concedido la gracia de aceptar su extravagante ofrenda y quisiera las instrucciones o una demostración práctica:

- Así que ¿ahora, es mío?

- Siempre.

- ¿Puedo hacer lo que quiera con él?

- Claro, es tuyo.

- ¿No te da miedo que pueda estropearlo?

- A estas alturas eso importa poco ya...

- ¿Y no me lo quitarás si le doy algún golpe o...?

- No. No puedo hacerlo.

- Bien, en ese caso...


Fue muy rápido. Sin haberlo premeditado. Hundió en él los dedos y lo aplastó entre sus palmas. No se planteó lo que estaba haciendo, si dolía o si sufriría. Simplemente siguió el impulso de estrujarlo, como si fuera una pelotita anti-estrés.

Resultó su idea algo más desagradable de lo que se había imaginado, así que lo abandonó sobre la mesa, junto a su taza de café, donde daba el aspecto de ser un enorme chicle masticado. Limpió con una servilleta de papel sus manos y olvidó el suceso. No sabía en qué estaba pensando cuando decidió prestarse a semejante experimento.

Y la vio remover el café despreocupada, perdida ya la escasa atención prestada a su regalo, irrecuperable ya. Y vio su crueldad hecha indiferencia. Y eso dolió tanto que ni siquiera sintió el hilo de sangre que destilaba su oído, ni se fijó en que los colores de la tarde de verano iban transformándose en uno solo.

Escrito por RedLabel a las 8:28 PM | Comentarios (4)

Otra vuelta de tuerca

Dos veces quise rescatarte y las dos me perdí contigo. No, en realidad me perdí yo sola. Si hubieses estado a mi lado habría sido distinto, aunque no te hubiera salvado. Luché contra lo que creí que te hacía daño, pero no puede curarse a quien no quiere ser curado, ¿verdad?

Ahora ya no puedo más. No me quedan fuerzas para intentar sostenerte. No puedo mantenerte fuera de tu alcance, ¿cómo hacerlo, si ni yo misma consigo escapar de tus zarpazos?

Te quiero. Más que nunca, a pesar de que ya no te haga el mismo caso, a pesar de que te cuelgue el teléfono cuando me llamas hundida. Es sólo que no puedo resistirlo más. No puedo permitirme este cansancio por más tiempo.

Quizá me decida a contarte todo esto como medida desesperada. Quizá por ello te pierda para siempre, pero eso ya me importa poco. Y a lo mejor, algún día, vuelvo, cuando ya no me duelas...

Quiero prometerme que mañana ya no vas a hacerme daño. Quiero conseguir que no me importe pasar por encima de ti.

"Fuiste el sol, fuiste la luna, fuiste la noche más oscura"

"...esta vez el dolor va a terminar..."

(No estoy tan mal, son sólo un par de días de bajón que os han tocado. Postearé algo pronto para que se os olvide)

Escrito por RedLabel a las 5:03 PM | Comentarios (2)

3 de Febrero 2004

...

Y aquí, de paso, dejo una cosa que no es mía:

-Los hombres han olvidado esta verdad- dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

Escrito por RedLabel a las 3:20 AM | Comentarios (2)

cartas perdidas

No sé qué hago aquí a estas horas. Debería estar estudiando, pero te tengo en mi cabeza dando vueltas, ¿sabes? Creí que te habías ido ya. Había olvidado que eres persistente y no te vas nunca.

Una vez te escribí una carta. Lo hice sabiendo que no iba a dártela nunca. Hace de eso ya tres años por lo menos. Y era una despedida, una forma de intentar dejarlo todo cerrado, de explicarme a mí misma que todo estaba bien cuando ya se había acabado. Pensaba realmente que no iba a volver a saber nada de ti. Y fue después cuando quise recuperarte, y di el paso y quedamos a tomar un café. A ti no te gustaba el café. De hecho sigue sin gustarte, pero ahora, por alguna razón oculta, lo tomas.

A veces pienso que ojalá no te hubiera echado de menos, que si no te hubiese buscado de nuevo no dolería ahora tanto. Pero sé que eso es absurdo, y que todo tiene también su parte buena. Su lado positivo. Además, prefiero que hayas sido tú quien me hiciera daño, así sé que por lo menos ha servido de algo.

Una cosa me remuerde: ni te quiero ni te he querido nunca lo suficiente. Siempre quedaron por encima de ti otras cosas, en miles de sentidos. Como el olor a vainilla por ejemplo. Tú no entenderías esta frase, y yo prefiero que no lo hagas...

Te escribí más cosas. Te dediqué un poema de esos que digo que escribo, que ni riman ni nada, que si están ahí es por que en un momento dado he necesitado decir algo y no me he visto con fuerzas como para hacerlo en prosa. Y no fue uno, han sido muchos... Algún día los leerás, pero nunca sabrás que son tuyos.

Esto se está haciendo demasiado largo, y no tengo mucho más que decirte. Yo no puedo seguirte, y tú no puedes quererme. Punto. Y seguido, porque tampoco puedo abandonarte. Dime, ¿qué hago para que no suframos?

Y por si alguien ha llegado hasta aquí, esto no es literario. Es sólo tristeza y necesidad de contar que soy cobarde.

Para ti, la que no va a leerlo, la que no sabe nada, un beso simple que no será el último.

Para el resto, lo siento. Prometo de aquí en adelante traeros cosas interesantes y no líos mentales como este. Nada de estas ralladas. Nunca mais la pedorra esta.

Escrito por RedLabel a las 1:33 AM | Comentarios (9)

2 de Febrero 2004

Pues esto es lo que hay

La verdad es que no tengo muy claro por qué estoy empezando este blog. A mí me gusta leer los de otra gente, pero no sé si me gustará escribirlo, nunca he escrito para nadie que no fuera yo misma y no creo que sepa hacerlo. Supongo que no pierdo nada por intentarlo.

No pretendo contar mi vida, sino postear las cosillas que escribo de vez en cuando, así que esto es para que me digáis lo que os de la gana, lo que no os gusta, si os gusta algo, lo que sea y se os pase por la mente.

Y como no se me ocurre nada más que decir, voy a dejar aquí una cosa que escribí ayer mientras estaba de copas. Porque yo soy así de normal y a veces me da por escribir algo cuando empiezo a ir pedo. Y digo cuando empiezo porque comprenderéis que luego, por mucho que me diera por ahí estaría bastante difícil. Ahora pensaréis que soy una pedante de mierda que hace con que escribe, que si escribo estando de copas debo ser insoportablemente repipi. De hecho no. Vamos, creo que no. Sólo lo hago cuando estoy con un amigo mío que también lo hace, y pocas veces más. Simplemente se me ocurren ideas que si no apuntara se me olvidarían...

Pues lo dicho. Aquí planto esta rallada ficticia que se me ocurrió con la tercera copa. No guarda relación ninguna con mi vida, el día que la guarde yo aviso.

Al coger tu mano pienso que nunca realmente la tuve entre las mías. ¿Dónde estabas tú cuando yo estaba contigo? Perdida en algún momento que no fue mío. Sé que no estás aquí, estás donde no me perteneces. Pienso en cómo seré yo para tus mujeres futuras, aquellas que atrapen tus besos en otros mundos, cuando yo no sea más que un "antes". Quiero mantener este momento por siempre, quiero que vuelvas de esas tierras en las que te encierras, y que sólo estés a mi lado sin que tengas en mente otras guerras perdidas.

¿Continuará? Yo qué sé.

Hale, a meterse conmigo plis.

Escrito por RedLabel a las 12:59 AM | Comentarios (10)